Conozca a la familia: Adelheid Bader (Alemania)

Hola, mi nombre es Adelheid Bader. Tengo 61 años (no por mucho tiempo), nunca me he casado y no tengo hijos. Vivo y trabajo en Ostfildern, Alemania (que se encuentra en la región de Suabia, en el suroeste, conocida por Porsche y Mercedes).  

Como la mayor de cuatro hermanos en una familia de pastores, tuve la dicha de crecer con unos padres que creían en Dios y nos enseñaron la Biblia desde pequeños. Estoy profundamente agradecida por ello. Aun así, me llevó tiempo convertir ese conocimiento sobre Dios y Su Palabra en una relación personal con Él. Esa transformación solo fue posible gracias al amor de Jesucristo y Su sacrificio en la cruz.  

Hubo muchas personas cristianas de gran influencia en mi vida, especialmente mujeres solteras, cuya fe no solo se expresaba con palabras, sino que también la vivían. El ejemplo de ellas hizo que me diera cuenta de lo que significaba verdaderamente caminar con Jesús. Algunas de ellas nunca se casaron, mientras que otras eran viudas. Algunas tenían hijos, otras no. Algunas eran mayores que yo, y otras más jóvenes. Algunas eran de mi propia familia, mientras que a otras las conocí a través de la iglesia, mi vecindario o el trabajo. Sus vidas dejaron una huella imborrable en mí.  

Al crecer, el matrimonio y los hijos formaban parte de mi «plan de vida», pero aunque lo esperé,  nunca sucedió. Naturalmente, esto podría haberme llevado a la insatisfacción o incluso a una búsqueda desesperada de pareja. Sin embargo, por la gracia de Dios, Él me protegió de seguir ese camino. En cambio, el ejemplo de esas mujeres fieles me animó y me motivó a: 

  • Sorprenderme continuamente por el amor inconmensurable que Jesús tiene por mí personalmente.  

  • Encontrar satisfacción en mi situación actual, sin dejar de estar abierta a cualquier cambio que Dios pueda traer.  

  • Acoger con agrado las oportunidades de relacionarme con familias, niños, parejas y otras personas solteras, mientras comparto el amor de Cristo a través de esas relaciones.  

  • Esperar con expectativa las oportunidades que Dios me brinde para servir y animar a otros.  

Este es también mi sincero deseo para todos los jóvenes que pertenecen a Dios a través de Jesucristo: que experimenten alegría y satisfacción en el camino que Él les marca, incluso cuando no coincida con sus expectativas. La vida tendrá altibajos, pero siempre estará sostenida por Su amor inquebrantable.  

Un versículo que me ha guiado a lo largo de mi vida es este: 

«El Señor es mi luz y mi salvación, ¿de quién temeré?  

El Señor es la fortaleza de mi vida, ¿de quién he de atemorizarme?» —Salmo 27:1  

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