Conoce a la familia: Tito Sepúlveda (Chile)
Mi nombre es Tito Sepúlveda y vivo en Curicó, Chile, una tierra ricamente bendecida por Dios. Nuestra región es famosa por su abundante fruta, desde manzanos hasta viñedos, y he pasado gran parte de mi vida trabajando la tierra y viendo crecer sus frutos.
Nací en una familia evangélica y fui criado con valores cristianos. Pero al entrar en la adolescencia, me alejé. La atracción del mundo —los placeres, los vicios— era fuerte. Cedí, y esas decisiones me causaron dolor. No solo a mí, sino también a quienes me rodeaban. Lamentablemente, la iglesia a la que asistíamos no enseñaba la Biblia, y nunca escuché la simple verdad de que Cristo había muerto por mí. Creía que me había alejado demasiado, que no había vuelta atrás.
Años más tarde, mientras trabajaba en Argentina, mi hermano me invitó a un servicio religioso. Fui, sin saber que cambiaría mi vida. El predicador leyó Romanos 3:23: «Por cuanto todos pecaron y están destituidos de la gloria de Dios». Esas palabras me impactaron profundamente. Por primera vez, comprendí que no estaba solo en mi pecado, y que Dios, en su misericordia, había enviado a Jesús para morir en mi lugar. En ese momento, creí. Cristo me perdonó. Me limpió. Y nunca volví a ser el mismo.
Regresé a Chile con un corazón nuevo y un propósito nuevo.
Ahora, a mis 70 años, sigo levantándome cada día con gratitud. Llevo 42 años casado con mi amada esposa, Laura, una compañera casi perfecta, como me gusta decir. Juntos hemos criado a dos hijas, Romina y Lorena, ambas destacadas en sus profesiones. También trabajo junto a una de ellas en nuestro negocio de mantenimiento de parques y jardines, cuidando la tierra como lo hacía cuando era joven.
En la iglesia, sirvo con los hombres de nuestra iglesia local de la Alianza de Charis, ayudando donde sea necesario. Ya sea una tarea en cortar el pasto o un papel en la iglesia, lo hago por el Señor que me salvó.
A los jóvenes les ofrezco este consejo de Eclesiastés 12:1: «Acuérdate de tu Creador en los días de tu juventud». No esperes a que la vida haya pasado. Busca a Dios ahora. Toma buenas decisiones. Honra a Dios con tu vida.
Soy Tito Sepúlveda, un hombre perdonado y un colaborador alegre en el reino de Dios.